Voy a comenzar esta noticia con una reflexión personal, sin ánimo de crítica hacia nadie, sino con el fin de expresar lo que he sentido asistiendo este fin de semana al concurso.
Aunque la afluencia de caballos fue escasa, el concurso de Zafra no pierde su esencia. Los que hemos corrido allí todos los años seguimos disfrutando de ese recinto tan peculiar, abarrotado de público que animan a algunos y abuchean a otros dependiendo de si han apostado a su caballo o no. Son las reglas del juego de Zafra y todos las aceptamos con cariño.
Esa gente que te saluda de año en año cuando estas viendo la pista, ese primo Alberto que nos espera a todos al lle
gar y nos despide a algunos con lágrimas. Son cosas que solo se vivien en Zafra.
Lo tienen todo pero lo unico que falla es que han pensado mucho en el público y poco en los caballos. Con un arreglo de la pista y una renovación de los saltos, seguirían llendo a este concurso, jinetes de primer nivel como antiguamente.